Noelia.
Noelia.
HISTORIA
DEL MOJITO.
El
mojito es un popular coctel originario de Cuba. Cuentan que a finales del siglo
XVI el corsario Sir Richard Drake, subordinado de Sir Francis Drake preparó la
primera versión de lo que hoy conocemos por mojito. Llevaba aguardiente (ron
crudo sin envejecer) de baja calidad, agua, azúcar, lima, menta y otras
hierbas.
El
aguardiente aportaba calor, el agua diluía el alcohol, la lima combatía el
escorbuto que padecía la tripulación, la menta y las hierbas refrescaban, y el
azúcar permitía digerir esa mezcla. Cuenta la leyenda que Sir Francis Drake lo
tomaba mientras hacía el recuento de las monedas de oro que formaban el
codiciado botín.
Amelia.
El botín
-Estoy
lista Francis, podemos irnos.
Él
deja de apoyarse en la barandilla, se vuelve y la mira de arriba abajo.
-Diantre,
está preciosa, pero no puede ir a la fiesta de esa manera.
Lleva
una camisa con corpiño, ajustada a la cintura, que deja al descubierto sus
hombros y la unión de sus pechos. Un pantalón de finísima seda se ciñe a sus
caderas como si fuera una segunda piel. La vestimenta marca ostensiblemente
cada una de sus curvas.
-¿A
dónde crees que vas?
-A la
taberna, le responde con la mano en la cadera.
-¿Con
esa ropa? ¿Quieres que mis hombres te devoren como tiburones hambrientos?
-No
exageres, no creo que sea para tanto.
-¿Quieres
ir de verdad? -le pregunta entrecerrando los ojos.
-Sí,
claro, me muero por ir, estoy harta de estar encerrada en este maldito barco.
-Pues
tendrás que ponerte el vestido que te regalé.
-De eso
nada, no pienso cambiarme. No vengas tú si no quieres, pero yo me marcho. Le
dice dirigiéndose a la escalinata del barco.
Sabía
que tendría problemas, la estaba consintiendo más de la cuenta. Pero no se iba
a salir con la suya, esta vez no. A grandes zancadas se acerca a ella, la
agarra con fuerza por los hombros e iracundo le espeta:
-Mónica,
no irás a ninguna parte vestida de esa forma.
Pero
ella no se va a dar por vencida tan fácilmente -él lo sabe- forcejea
intentando escapar. Es una mujer alta y fuerte con curvas voluptuosas, una
melena larga de color rojizo y los ojos rasgados y verdes como el agua del
Caribe. Desde que Drake la vio en aquel mercado de esclavas supo que sería
suya. Le había costado una fortuna, muchos se habían encaprichado de ella, era
una amazona de mirada desafiante, le daría muchos problemas, pero a él le
gustaban los desafíos. Se encargaría de domar a la fierecilla si era necesario.
Además -pensó nada más verla- semejante belleza no puede pertenecer a uno de
estos borrachos insensibles, no sabrían apreciarla.
Volviendo
a la realidad, la coge por la cintura y como un fardo la coloca sobre su
hombro, ella grita como poseída, forcejeando, y él le da un fuerte azote en el
trasero, que con la suave seda que lo cubre es como si no llevara nada. -Bien,
se dice a sí mismo con una sonrisa, algo bueno debía tener el estúpido trapito.
A pesar
de su tamaño, él es mucho más fuerte, casi sin esfuerzo la lleva en volandas
escalerillas abajo, abre de una fuerte patada la puerta de su camarote y sin
contemplaciones la tira en la cama. Mónica se levanta de un salto y echándose
mano a la pierna saca un puñal que lleva atado a la pantorrilla, oculto en la
bota. Con la mano en alto se lanza hacia él, que la espera con las
piernas abiertas, las manos en la cintura y el gesto enfurruñado -tal vez la
estoy subestimando, piensa.
Antes
de que llegue a su lado le agarra con fuerza la muñeca y se la sacude hasta que
con un grito de frustración tiene que soltar el puñal. Le sujeta las dos
muñecas a la espalda y con furia la besa en la boca bruscamente. Un beso de
castigo que la deja sin aliento. Aprovechando su momento de turbación, la deja
allí plantada, se gira hacia la puerta y la cierra por fuera con llave.
Apoyándose
en el marco con la respiración entrecortada tiene que hacer un gran esfuerzo
por controlarse. Lo que haría en estos momentos sería abrir la puerta de otra
patada, lanzarse sobre ella y después de propinarle soberanos azotes en ese
trasero tan hermoso que tiene, hacerle el amor de forma salvaje. Esa actitud
peleona siempre le excita sobremanera, además, la ropita tan provocativa le ha
desarmado. Ella brama una larga colección de insultos terminando la lista con:
-Maldito
seas Drake.
-Muy
bien gatita -le dice con una sonrisa de autosuficiencia intentando
recomponerse- cuando tengas el vestido puesto me avisas, te abro, y nos vamos.
Mónica
sabe que está perdida, no abrirá la puerta el muy bastardo -piensa.
Como
una fiera enjaulada da vueltas de un lado a otro del camarote, no quiere dar su
brazo a torcer, pero está loca por ir a la taberna. La tripulación no ha parado
de hablar de ella ni un solo momento. Habrá música, baile, mojitos. Todos están
locos por celebrar el éxito del último botín.
-Pardiez,
quiero ir -dice dando una patada en el suelo.
Tras
una hora de deliberación se quita el ceñido pantalón y la escotada blusa
revoleándolos con furia en el suelo. Se acerca al armario y coge el
vestido de flores que le compró en Portobelo, se lo mete por la cabeza y deja
la espalda sin cerrar porque no puede hacerlo sola. Drake, me las pagarás
-piensa. También a ella le gusta hacer el amor tras una buena pelea, pero no
ahora, ahora quiere ir a esa taberna cueste lo que cueste.
-Drake
-grita.
-Dime
gatita -responde acercándose a la puerta.
-Abre y
ciérrame el maldito vestido por detrás.
-Apártate,
voy a abrir. Cuando la ve sonríe con la boca torcida, la mira descaradamente de
arriba abajo y con el dedo índice le hace una señal para que se gire.
Ella
resoplando fuerte y con los brazos en jarras se da la vuelta. Él se acerca, le levanta
el pelo y mirando la piel morena y brillante de su espalda le pasa la lengua
desde el centro de ésta hasta el nacimiento de la nuca. Ella se estremece y
jadea, pero dando una patada en el suelo, dice: -Vamos Drake, quiero ir a la
taberna.
Él
sonríe de forma perversa, le cierra el vestido y le da un fuerte azote en el
trasero.
-Ay
-protesta ella fulminándolo con la mirada y caminando altiva, sin hablarle ni
mirarlo.
Cuando
llegan a la taberna del pueblo ya están allí todos sus hombres, algunos, ya borrachos.
Mónica se dirige directamente al mostrador y pide al tabernero el primer mojito
de la noche. -Mmm, está buenísimo -piensa relamiéndose los labios- voy a
atiborrarme de ellos, voy a bailar hasta la extenuación y a ese bastardo que le
den. Mirando hacia él le hace un feo gesto con el dedo anular y le saca la
lengua.
Drake
sentado en un taburete en el mostrador pide otro mojito, desde la distancia le
dedica un brindis, se lo toma de un solo trago y se limpia la boca con el dorso
de la mano. Mónica resoplando se da la vuelta y mira para el otro lado. Ahora
que ella no lo ve arruga el entrecejo -sabe que la noche va a ser larga y
complicada- espera que los mojitos le ayuden a sobrellevarla. Y si hace falta
la sacará de allí a la fuerza, la volverá a cargar sobre el hombro y a grandes
zancadas volverá con ella al barco. Con seguridad el final será glorioso como
tantas otras veces desde que la hizo suya -piensa tomándose otro trago.
Amelia.
Noelia.
SIR FRANCES DRAKE.
Tavistock, Inglaterra
1543 - Portobelo, Panamá 28 de enero de 1596.
Fue y sigue siendo una figura controvertida. En
una época en que Inglaterra y España estaban enfrentadas militarmente, fue
considerado un pirata por las autoridades españolas, mientras en Inglaterra, se
le valoró como corsario y se le honró como héroe, siendo nombrado caballero por
la reina Isabel I en recompensa por sus servicios a la corona inglesa.
En
agosto de 1587 dirigió una campaña contra la flota que Felipe II estaba
preparando para invadir Inglaterra. En una expedición sin precedentes la flota
de Drake atacó y saqueó Cádiz destruyendo más de treinta barcos destinados a la
Armada Invencible. Esto retrasó un año más los planes españoles de invadir
Inglaterra.
En
1588 la Armada Invencible capitaneada por el duque de Medina Sidonia atacó
Plymouth. Francis Drake que ocupaba el cargo de vicealmirante de la flota
inglesa destacó de modo notorio en la batalla. Según una leyenda inglesa se
encontraba jugando a los bolos cuando recibió la noticia de la llegada de la flota española y en lugar de partir de
inmediato decidió seguir el juego pronunciando las siguientes palabras: “tenemos tiempo de acabar la partida. Luego
venceremos a los españoles”
Amelia.
Deliciosa receta y evocador relato. Haceis un tandem increiblemente equilibrado. Sentí enamorarme de esa gatita.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Una ronda de mojitos para todas.
Jajajaja, si, mojitos para todos. Gracias Manolo. La verdad es que nos encanta trabajar juntas, nos divertimos muchos.
Eliminar¡Qué buena receta!. Sugiere: verano, playa, salsa...
ResponderEliminarBuena elección al poner sprite como primera opción... por aquí hay algún entendido en refrescos.
Buena descripción de Mónica. La noche prometía... o no, con tanto mojito.
Gracias Encarni. La receta es original de mi marido que es el experto en mojito, y la verdad es que este esta especial mente rico. Un beso.
ResponderEliminarA ti Noelia por instruirnos en el arte de cocinar. A ver si mi marido se pone manos a la obra.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Nani, por tu seguimiento y por tus ánimos. Sé que no te sobra tiempo precisamente. Un beso.
ResponderEliminarVoy a por los ingrdientes del mojito de marras......y sin vestido de flores ;)
ResponderEliminarSi, yo también prefiero el corpiño y los pantalones de seda ;)
EliminarLa actitud es lo que hace a la mujer deseable, no la vestimenta. Poco a poco veo como va subiendo el número de visitas...Animo campeonas....
EliminarHabrá que probar ese mojito del experto... Jijijijiji
Besos con frescura de limón y ánimo para continuar...
Espectante ante el próximo capitulo...
Es verdad Manolo, ni la ropa, ni el físico. La belleza está en el interior.
EliminarCierto, Meli, pero un buen envoltorio es de agradecer...Aunque, bien es cierto, que no hay nada mas sensual que una caída de ojos.
Eliminar¿Y aqui cuando se come y se lee?
Eliminar