La espera a la salida del trabajo, es un caluroso viernes de finales de junio, son las dos de la tarde y está ansioso por verla salir. Esta mañana, como todos los días, sólo han tenido tiempo de intercambiar un rápido beso de despedida.
-Espero que le guste -piensa
nervioso.
Lleva unas semanas
preparando la sorpresa, en principio le pareció estupenda y enseguida se
entusiasmó con la idea. Ahora, visto tan de cerca, le asaltan algunas dudas. Sabe que no va a ser tarea fácil convencerla
de que es necesario ponerse el pañuelo en los ojos, y que aguante con él puesto
hasta llegar al destino.
En cuanto pone un pie
en la calle dirige su mirada hacia él y abre la boca sorprendida a la vez que
frunce el ceño. Él sabe perfectamente lo que está pensando -es lo que tiene
llevar juntos tantos años -se dice a sí mismo,
mientras ella se va acercando.
-¿Qué haces aquí? No me
habías dicho que vendrías.
-Claro que no, es una
sorpresa.
-¿Una sorpresa? ¿Por
qué? - haciendo como que no se acuerda del día que es.
Él le sigue la
corriente: -simplemente me apetecía. Vamos, sube al coche.
-Pero ¿adónde vamos?
-Ya lo verás, no seas
preguntona -abriéndole la puerta para que suba.
En cuanto están los dos
dentro del coche con los cinturones puestos, arranca e incorporándose al
tráfico se dirige al puerto de la ciudad.
-Feliz aniversario cariño -le dice dirigiéndole una
encantadora sonrisa.
-Igualmente, así que,
¿es por eso? - dice, como si no se
hubiera dado cuenta.
Y enseguida lo acosa a
preguntas: ¿Adónde? ¿Cómo? ¿Solos?
-Por Dios -piensa- ya
sabía que no me lo iba a poner fácil ¿por qué no puedo llevarla a cenar? un
brindis… un baile, y listo.
-Cariño, me estás
levantando dolor de cabeza, tendrás que descubrirlo todo poco a poco. Ya
estamos llegando -le dice a medida que se va acercando al puerto.
Ella atónita, mira los
barcos atracados, preguntándole: -¿Un paseo en barco? Me encanta, pero no tengo
bañador. Mírame, voy vestida de trabajo y tú también.
Mientras para el coche
le dice: -no te preocupes está todo pensado.
Se baja, abre el
maletero y saca una bolsa de viaje en la que ha metido todo lo necesario,
colgándosela al hombro se dirige a su puerta, la abre y le tiende la mano para
que salga. Ella lo mira con cara de sorpresa y él le guiña un ojo y posa un
suave beso en sus labios.
De la mano, la lleva
hasta un pequeño velero dispuesto para zarpar, en cuanto suben la escalinata,
una pareja de mediana edad con uniforme blanco de marinero, les da la
bienvenida y les dice que el patrón sólo espera su señal para partir.
Dirigiendo su mirada
hacia el puente de mando él levanta una mano al mismo tiempo que asiente con la
cabeza. Enseguida el barco comienza a maniobrar para salir del puerto. De la
mano todavía, la lleva hasta un pequeño camarote y cerrando la puerta le dice
que se cambie de ropa a la vez que empieza a hacerlo él. Ella presa de la
excitación, no puede parar de hacerle preguntas y más preguntas, mientras se va
poniendo el bañador
-¿Puedes dejar de
parlotear? No te voy a decir nada, paciencia, mujer, paciencia.
-Pero dime ¿adónde
vamos?
-Ya lo verás, bueno
mejor dicho, no lo verás porque tengo que taparte los ojos.
-¿Cómo?
-Sí, tengo que taparte
los ojos hasta que lleguemos. Si no lo hago la sorpresa perderá mucho encanto,
y no queremos eso ¿Verdad? -Acercándose peligrosamente a ella, con voz
seductora.
Sonriendo niega con la
cabeza y lo deja hacer, cuando la trata de ese modo sigue causando en ella el
mismo efecto que antaño. -Nunca dejará de sorprenderme -piensa- ni de gustarme, ni de emocionarme, ni de
excitarme, ni de… por Dios sigo loca por él.
Cuando termina de
anudar el pañuelo le levanta la cara y le da un suave beso en los labios,
diciéndole: -muy bien, ahora te voy a poner unos auriculares, para que te
relajes escuchando música mientras llegamos. Vamos, túmbate y descansa -ella le
hace caso, sabe que no conseguirá sonsacarle nada, así, que será mejor disfrutar
y relajarse, además, está cansada.
-¡Que apropiado! -piensa
con una sonrisa concentrándose en la letra de la primera canción, que es de La
Oreja de Van Gogh: ya son más de veinte
años de momentos congelados, en recuerdos que jamás se olvidarán. Pasarán los
años y siempre tendrás un plan…
-¡Uf! -murmura
pasándose una mano por el pelo. Pensé que sería peor. A ver si está calladita
hasta que lleguemos.
En menos de una hora el
velero llega a una pequeña calita de playa a la que sólo se puede acceder en
barco, un acantilado de rocas forma un pequeño recodo protegido del viento,
justo abajo una mesa bajita está preparada para dos comensales.
El conjunto forma una imagen de ensueño: la mesa con un alegre mantel de flores, rodeada de cómodos cojines también de alegres colores, en el centro un jarrón con flores recién cortadas. Copas preciosas, cubiertos de plata, una gran jarra con agua fresca, un buen vino. Una botella del mejor champán en una coctelera rodeada de hielo, y tapado con una redonda cúpula también de plata, el plato que a ella tanto le entusiasma y que fue el que le dio la idea: cuscús.
Cuando llegan la ayuda
a bajar del barco, el agua les llega a los dos hasta la cintura, pero hace
calor y les sienta bien. Por la arena la guía hasta la mesa, antes de soltarla la besa con ardor en la boca, ella a pesar de
que se muere porque le destape los ojos, le devuelve el beso con la misma
pasión. De forma ceremoniosa la pone de espalda a la mesa mirando hacia el mar
y alargando a propósito el momento, le suelta los nudos del pañuelo que cae al
suelo despacio, casi, a cámara lenta.
-¡Uau! -dice ella con
la boca abierta, viendo cómo se aleja el barco. Mira hacia uno y otro lado y ve que están solos en la preciosa
calita. Alucinada se da la vuelta para ver si hay alguien por detrás y se
encuentra con su pecho muy cerca de la cara, él vuelve a besarla y por fin dice
apartándose:
-Tu sorpresa cariño, espero que te guste.
Cuando ve la preciosa mesa preparada no puede creerlo: -pero ¿cuándo has hecho todo esto? Él no puede parar de reír, ante las expresiones de asombro de ella. Y la mejor cuando levanta la tapa y ve el cuscús.
El velero no volverá
hasta que se ponga el sol, tienen toda la tarde por delante, disfrutarán de la
exquisita comida, brindarán con champán por otros veinticinco años, dormitarán
abrazados en la blanca arena y en las transparentes aguas, desnudos, harán el
amor como cuando tenían veinte años.
PD:
El amor es como la fruta, cuanto más madura más deleita saborearla.
Amelia.
HISTORIA DEL CUSCÚS.
El cuscús es un plato
tradicional del Magreb, hecho con sémola de la parte dura del trigo, molida de
tal forma que no llegue a convertirse en harina.
Su
nombre en árabe significa: “La comida” ya que se considera el plato principal
en muchos pueblos del norte de África.
Una
de las primeras referencias al cuscús procede de un escrito anónimo del siglo
XIII sobre cocina: “Libro de la cocina en el Magreb y Al-Ándalus” en el que se
menciona una receta para prepararlo.
Fue
un plato muy apreciado en Al-Ándalus y en los siglos posteriores entre la
población morisca, como lo muestra el hecho de que exista una denominación para
él en castellano antiguo: Alcuzcuz.
Amelia.
No fue por nuestro aniversario, sino por mi
cumpleaños.
No fue en una solitaria y preciosa calita, sino en
nuestra querida Caleta.
No fuimos en un pequeño
y pintoresco velero, sino en nuestro magnífico Renault Scenic.
Pero
en todo lo demás… se parece bastante ¿No creéis?
Amelia.
Comer a besos a tu pareja es la mejor manera de tener una larga y fructífera vida. Serenos amores maduros que te llevan a jardines donde trinan los pájaros y revolotean mariposas entre las flores de temporada.
ResponderEliminarMuy bonito Amelía. Preciosa vivencia convertida en cuento de princesas.
Felicidades por el plato Noelia... Habrá que probarlo.
Chapó para ambas y feliz cumpleaños señora.
Bonitas palabras, como siempre. Muchas gracias caballero!!!
ResponderEliminarEste relato me lleva a la sempiterna dicotomía entre el estar enamorado y el amor. Bajo mi modesta opinión este es un ejemplo perfecto del concepto de amor. Iconografía clara del cariño, la complicidad, el compañerismo y el conocimiento. Tendemos a mirar desde el prisma del enamoramiento circunstancias que son estrictamente del amor.
ResponderEliminarReitero las felicidades por la constancia y traernos relatos llenos de sentimientos.
Muchas gracias por tus alentadores comentarios Manuel. Lo has definido maravillosamente bien. El concepto de amor es mucho más amplio y profundo que el del enamoramiento. En el amor como bien dices interviene el conocimiento, el afecto, la complicidad. El enamoramiento puede ser el primer paso en el largo camino hacia el amor.
ResponderEliminarDoy fe que ese Cus cus está de muerte. Muchas felicidades señora. Simplemente delicioso.
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