Cruzan
sus miradas, se sonrojan, no es la primera vez que les sucede. Se han visto en
otras ocasiones, estudian en la misma facultad, pero, esta vez están más cerca.
Se sonríen, tratan de entablar conversación, pero no les sale, una amiga común
hace la presentación.
-Por
fin -piensa la chica contenta. No puede
apartar la vista de su rostro, sus ojos, su boca, su pelo… lleva meses soñando
con todo ello.
El
encuentro ha sido fortuito y fugaz, sólo el tiempo de pronunciar unas cuantas palabras.
Sin embargo, intercambian sus correos electrónicos y se agregan a los contactos
de sus respectivos móviles.
En
cuanto tiene un rato de intimidad le envía un whatsApp, le ha costado un buen
rato decidirse, es muy joven, le da mucha vergüenza, pero lo que siente es más
poderoso, y en sus miradas ha notado cierta complicidad. Espera no equivocarse,
sería demasiado humillante.
Conciertan
su primera cita. Será en su casa, en su cuarto. Tienen que hacer un trabajo de
grupo. Mi madre no se opondrá -piensa con ironía- si fuera como según ella debe
ser, seguro que se opondría.
Cuando
llega, efectivamente, la madre de la chica hace a la perfección su labor de
anfitriona, incluso les sube a su cuarto una bandeja con dos tazas de café con
leche y dos porciones de tarta de chocolate.
-Gracias
–le dicen al unísono.
-No
hay de qué–responde.
-Mamá,
voy a cerrar la puerta, no queremos que los niños nos molesten, el trabajo es
muy difícil.
-De acuerdo cariño, no hay problema.
A
solas se miran en silencio, no saben muy bien que decir, ni cómo actuar. Con
una sonrisa se deciden a la vez a probar la exquisita tarta. Cuando se la
acaban, se miran y, mutuamente, con el dedo índice se limpian lentamente las
comisuras de los labios manchadas de chocolate.
El
tiempo se detiene mientras lo hacen, las bocas entreabiertas, las respiraciones
agitadas, basta un leve asentimiento ante su mirada interrogante, para que la
chica se decida a besar sus labios. Lengua con lengua, labios con labios, curvas
con curvas, suavidad exquisita, dulzura innata al entrelazar sus manos. Pieles
blancas, tersas, jóvenes y suaves, largos y sedosos cabellos, uno negro y ondulante,
el otro rubio y liso. Las dos chicas fundidas por fin, en un largo y sentido
abrazo largos años añorado.
PD:
el amor cuando es verdadero no entiende
de límites ni fronteras.
Amelia.
HISTORIA DEL CHOCOLATE.
Los orígenes del árbol del cacao son inciertos, mientras
unas teorías proponen que su expansión se produjo desde América del Sur hasta
el sureste de México, otras afirman que fue al contrario. Lo que si se tiene
por seguro es que las primeras evidencias de su uso humano se encuentran en
México.
En los primeros tiempos se consumía en forma de una
especie de cerveza. Recientes estudios arqueológicos han datado alrededor del
1100 a.C., restos de esta cerveza de chocolate en trozos de cerámica. Se piensa
que se utilizaba en rituales y en la celebración de matrimonios.
Muy
posteriormente, olmecas, mayas y aztecas comenzaron a consumir el chocolate del
derivado de la pasta de los granos, aliñada o aderezada con chile. Se consideraba
un alimento vigorizante.
Cristóbal
Colón, a su vuelta del cuarto viaje a América, trajo muestras de cacao a los Reyes Católicos,
pero no tuvo éxito por su sabor picante y amargo. Hernán Cortés consciente del
valor de las semillas de cacao entre los aztecas, que incluso las usaban como
moneda, decidió llevar muestras de éstas
a la España de Carlos I en 1528, y es aquí donde surge la Historia del chocolate en
Europa.
La
incorporación de azúcar y de especies, como vainilla y canela, a partir de la cual puede
considerarse chocolate en el sentido actual, se asocia casi siempre a miembros
de órdenes religiosas. Las monjas de un convento de Oaxaca (México) fueron las
primeras en América que añadieron azúcar al cacao y en Europa se hizo por primera vez en el Monasterio
de Piedra en Zaragoza.
Amelia.
Delicioso relato. Las relaciones lésbicas es un dueño recurrente para cualquier hombre y supongo que para algunas mujeres también. Dejas a la imaginación todo lo boniti del acto y eso es lo que realmente lo hace excitante. Felicidades Amelía. Chapo.
ResponderEliminarQuiero esa tarta de chocolate Noelia. Felicidades a ambas. Besos
Si, este veranito tenemos que hacer una quedada blogera/familiar en mi casa. Pero la receta será sorpresa :)
EliminarMuchas gracias por el ofrecimiento, señora.
EliminarGracias Manolo, eres un fiel seguidor y te lo agradecemos. Tus comentarios siempre nos animan. Un beso.
ResponderEliminarNo es para menos, Meli. Me encanta este proyecto...Hay que lanzarlo como sea.
EliminarOtro beso, señora.
Muy bueno!
ResponderEliminarGracias Ciber, tus fiestas de primavera también están muy bien. Saludos.
EliminarBonito relato Meli!!
ResponderEliminarCon pocas palabras dices mucho!!
Muchas gracias preciosa. Es el cariño que tú me tienes. Un beso superfuerte.
ResponderEliminar¿Cuándo comemos otra vez????
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