Se
reúnen menos veces de las que les gustaría, pero mínimo cada tres meses, se
encargan de concertar una cita en casa de alguna de las cuatro, en alguna cafetería, o en algún restaurante
para almorzar o cenar.
Son
muy buenas amigas, se conocen desde el instituto, entonces eran inseparables.
Fueron juntas a la Universidad, las cuatro andan alrededor de los cuarenta y
nunca han perdido el contacto. Las nuevas tecnologías ponen mucho de su parte.
Se comunican por el grupo que tienen conformado en el whatsApp: “Divinas hasta
la muerte y más allá”, a través de Facebook y a veces incluso por la webcam.
Son
mujeres de hoy, vitales, independientes… resolutivas, pero sobre todo, son muy
divertidas. Juntas se lo pasan genial y sus encuentros siguen conservando esa
chispa de juventud que siempre las caracterizó.
La
cita de esta tarde es en casa de Laura, las ha invitado a tomar un té que
compró en su último viaje. A las cuatro les encanta el té, compiten entre ellas
a ver quién prepara el mejor del año. El último premio ha sido para Silvia,
pero hoy Laura piensa arrebatárselo.
La
primera en llegar es Chari, es la única soltera, vive sola porque así lo ha
decidido, cuando quiere un hombre lo tiene, pero no se ve casada ni viviendo en
pareja. En su profesión es una auténtica triunfadora y de vez en cuando se pega
una buena escapada. Cuando vuelve se muere por contárselo todo a sus amigas. Ha
sido ella la que por el grupo ha estado insistiendo a tope para no retrasar más
la cita.
-¿Soy
la primera? -pregunta a Laura, después de darle dos apretados besos.
-Pues
sí, ya sabes que precisamente puntualidad, no es el calificativo más adecuado
para nosotras. Pero lo bueno es que hoy no tenemos prisa, podemos charlar largo
y tendido. La tarde entera para las cuatro solitas como tanto nos gusta.
-¡Uau!
-guiñando un ojo a su amiga- os vais a quedar pasmadas cuando os cuente acerca
de mi último ligue.
-Cuenta,
cuenta -abriendo los ojos como platos.
-No,
no, querida, cuando estemos todas.
-Bueno…
vaaale -riéndose porque ya sabía que le iba a responder eso. Todas saben cuánto
le gusta a Chari mantener el suspense.
Minutos
más tarde llegan juntas Silvia y Lourdes. Las cuatro se besan y abrazan, siempre se alegran mucho de verse.
-Biennn,
tarde de chicas solas, yuhuuu -dice Lourdes abriendo los brazos.
-Joder,
cuánto lo necesitaba. Que hartura de niños, marido, casa, trabajo… y rutina -dice
Silvia, poniendo los ojos en blanco-. Y todas asienten riendo.
-¡Qué
pinta madre mía! -exclama Lourdes cuando ve los pastelillos que ha preparado
Laura.
-A
ver qué os parecen, se llaman Shekerbura
son dulces típicos de Azerbaiyán. Lo he sacado de un interesante blog llamado
“La receta de la felicidad”.
Impacientes
por probarlos se sientan alrededor de la mesa y se deleitan ante el magnífico
té de Laura y los exquisitos pastelillos. Enseguida se ponen al día de todo lo acontecido en sus vidas en las últimas semanas. Hablan de sus trabajos, de sus parejas y sobre todo de sus hijos, pero, poco a poco, entre risas y más risas,
la conversación se va encauzando hacia sus distintas anécdotas sexuales, con las que siempre se ríen más.
-Bueno
Chari, cuenta ya eso que nos iba a dejar… ¿cómo dijiste? Ah, sí, pasmadas. A
ver qué has hecho esta vez -dice con sorna Laura.
-Vale,
allá va. Ha sido en mi viaje a París. En el mismo grupo viajaba un chico de
Madrid, rubio, alto, fuerte, un bellezón, se llama César. En el autobús que nos recogió del aeropuerto
se sentó a mi lado y empezó a ficharme. Cuando llegamos al hotel y nos
instalamos, no pasan siquiera unos minutos cuando está llamando a mi puerta, le
invito a pasar y sin preámbulos de ningún tipo me mete mano enseguida. Yo que
estaba deseando lo dejo hacer. El tío está buenísimo, todo músculos por todas
partes y… lo hace genial. Pero… ya sabéis como soy, al cabo de un rato le
propongo uno de mis jueguecitos.
-¡Qué
peligro! -comenta Lourdes y las otras asienten, pero enseguida la instan a
seguir.
-Bueno,
pues, le propongo, amarrarlo totalmente desnudo a la cama con dos de sus
corbatas y me dice que sí. Lo hago y empiezo a jugar a todo lo que se me ocurre.
Pero lo noto extraño, inquieto y de excitación nada de nada.
-Le
pregunto qué ocurre y ¿sabéis qué me contesta?
-Nooo,
responden al mismo tiempo.
-Pues,
que lo suelte, que está… eh, asustado -Todas se ríen como locas.
-Pobre
-dice Lourdes- habría que ver tu cara de vampiresa. Y todas vuelven a reír.
-Sí,
sí, reíros -dice muy seria Chari-. Pero
a mí no me hace ninguna gracia. ¡Joder! ¿Qué ha sido de los hombres de verdad?
¿Dónde se meten?
-Bueno,
pues… yo también tengo algo que contar -dice Silvia-. Y todas se giran hacia
ella.
-¡Uau!
esto se anima -contesta Laura.
-Sabéis
que ha sido mi aniversario de boda -Las otras asienten, en su día la
felicitaron por el grupo del whatsApp- No imagináis qué le he regalado a mi
maridito.
-¿Quééé?
-preguntan con ansiedad.
Silvia
se pone de pie y suspirando se baja un poco el pantalón y las bragas, dejando
al descubierto su bien depilado pubis. Todas, atónitas, abren la boca cuando
ven un tatuaje con la palabra “ámame”. Y estallan en sonoras carcajadas.
-La
verdad es que ahora que lo veo me gusta cada vez más, pero, no os hacéis una
idea lo que duele cuando te lo hacen. Eso sí, se le saca partido, está como loco
con el tatu, no para de decirme una vez tras otra cuánto le gusta.
-¡Que
buena idea! -apunta Laura- igual te la copio. -Y yo, y yo -ríen las demás.
-Pues
la verdad es que a mí -dice Lourdes, que lleva un año divorciada- a mis recién
estrenados cuarenta, me gustan todos y si me apuráis incluso alguna.
-Di
que sí -responde Laura- hay que aprovechar el tiempo. A nosotros, ya sabéis…
los “infalibles” nos siguen funcionando de maravilla -continúa, dirigiendo su
mirada hacia arriba de esa forma tan característica suya y que las otras
conocen tan bien.
Entre
bromas y más bromas las cuatro amigas pasan una tarde de lo más divertida. Cuando
se despiden están como nuevas anímicamente, dispuestas a seguir con la lucha
cotidiana de sus vidas, sabiendo que
volverán a reunirse y que con cada nuevo encuentro rejuvenecerán algunos años.
Amelia.
HISTORIA DE AZERBAIYÁN.
Azerbaiyán
es el país soberano más grande de la región del Cáucaso, localizado entre Asia
Occidental y Europa Oriental. En 1918 se estableció la República democrática de
Azerbaiyán, primera república secular y democrática en el mundo islámico, pero
pasó a formar parte de la Unión Soviética desde 1920 hasta su independencia en
1991.
Shekerbura es
un pastel típico del Nouruz, o Año
Nuevo del calendario persa, que se celebra en Irán coincidiendo con el
equinoccio de primavera. También se celebra en otras zonas que recibieron
influencia de la cultura persa como es el caso de Azerbaiyán.
La
festividad del Nouruz es en su origen una celebración agrícola de culto a la
fertilidad. La llegada del año nuevo persa representa el final de la oscuridad
invernal y el renacimiento de la luz y la fertilidad.
Amelia.